miércoles, 9 de junio de 2010

Al bufón de mi corazón:
Llevo tus palabras tatuadas en la piel,
siento a tu esencia, cálida, recorrer mis venas,
despertando cada partícula de mi cuerpo,
eliminando la agonía de mi ser.
Sos el deseo que le pedí a las estrellas hecho realidad,
ya no seremos uno nunca más.
Y es ahora cuando entiendo que en la frialdad de la noche y la crueldad de la tormenta no me importó esperar.
Son tus labios una fuente de dulce miel,
-un elixir para mi fe-
que me llama, desde este exilio de corazón,
y con su sol enciende los motores que le dan a mi vida color.
Tus ojos, como ventanas en tu alma,
hacen presente ante mí los paisajes que añoré alguna vez,
y tu risa, maestra en despertar felicidades dormidas,
sabe vencer cualquier fantasma que habite en mí,
vestigio de ilusiones rotas.
Hoy quiero regalarte mi corazón,
porque sabés, ese espacio quiere que seas su rey,
y que lo gobiernes con tu alma y con tu ley.

cp.-

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